
Por otra parte, se dice que en su mayoría, los mecanismos del aparato urogenital provienen del mesodermo intermedio. Con el ascenso del desarrollo, en el mesonefros surgen, en la pared trasera del cuerpo, las cúspides urogenitales. Además, el mesodermo intermedio aparece fraccionado en módulos llamadas nefrotomas, las cuales se acoplan para crear un tubo longitudinal llamado conducto mesonéfrico.
Es importante mencionar que el mesonefro en la quinta semana de embarazo aparece como túbulos “en forma de S” en el mesodermo intermedio de las zonas lumbares y torácicas del embrión. Asimismo, el borde medial de cada túbulo asciende y forma la envoltura de Bowman en el que un penacho de capilares, o glomérulos, se invaginan. Por su parte, el borde lateral de cada túbulo se parte en el ducto mesonéfrico (de Wolff), que es un procedente mesodermo intermedio. Los túbulos mesonéfricos actúan transitoriamente y decaen al inicio del tercer mes. El ducto mesonéfrico permanece en el varón como ductos epidídimo, deferente y eyaculatorio.
Según algunos estudios realizados en esta área han arrojado que el desarrollo de estas distribuciones determina gradualmente el pliegue urogenital y la zona de alianza extensa de este con la pared posterior del cuerpo embrionario se aprieta, hasta constituir el mesourogenital, también conocido como telilla del mesonefros.
Ahora bien, al tiempo que los túbulos mesonéfricos caudales se encuentran en diferenciación, los túbulos y glomérulos más cerebrales declinan y al final de la fase embrionario (segundo mes), gran parte del mesonefros ha desaparecido. En el varón, los túbulos mesonéfricos caudales y el conducto mesonéfrico permanecen y participan en la alineación del aparato genital, sin embargo, en el sexo femenino desaparecen totalmente.