
Existe un registro diverso de efectos del moho en la salubridad y pueden variar de acuerdo a cada persona, sus rasgos físicos e historial de salud, las señales básicas son las vinculadas con las alergias, el asma, así como con problemas respiratorios y de faringe. Por tal motivo, los individuos con afecciones como la disnea u otras sensibilidades respiratorias, deben tener sumo cuidado con el alto grado de humedad dentro de su vivienda. Los organismos que presentan un sistema inmunológico más débil, pueden llegar a padecer aún más la existencia de moho, incluyendo enfermedades que pueden ser nocivas para la piel, los ojos, pulmones u otras membranas. De igual manera se debe estar al tanto de la forma en que puede aquejar a los ancianos, lactantes y niños, principalmente los que sufren de problemas respiratorios.
Las personas con padecimientos crónicos en los pulmones, como afecciones obstructivas, pueden manifestar enfermedades graves de moho en los mismos cuando quedan expuestas a sus efectos. Dichos individuos deben evitar zonas que tienen altas probabilidades de contener mohos, como los sitios donde se agrupa el abono, el césped cortado y las regiones boscosas. La humedad es el agente principal que ocasiona que en el interior de las viviendas se puedan originar problemas por este tipo de hongos y los consecutivos deterioros de la salud. Pero adicional a las consecuencias que pueden causar en la salubridad, los mohos suelen afectar dentro de los hogares de manera muy peligrosa, a sus materiales de construcción, los vuelven más frágiles o dañan de una forma importante el estado de los muebles.
Los mohos logran ingresar a las casas por las puertas o ventanas abiertas, los ventiladores, equipos de calefacción y aire acondicionado. Estos hongos en un ambiente abierto también pueden adherirse a la ropa, el calzado, los bolsos y los animales e infiltrarse en los hogares por esa vía. Consiguen dispersarse en áreas donde hay goteras (en los techos, los ventanales, caños o tuberías) y en lugares que han soportado inundaciones. El moho suele afianzarse fácilmente en artículos de papel, en el cartón, los tejados y en las tablas de madera; del mismo modo puede reproducirse a través de las pinturas, tapiz de las paredes, productos aislantes, los muros, tapetes, los tejidos y tapicería de los muebles.
Las clases más conocidas de mohos en interiores son:
- Cladosporium: se trata de un hongo saprófito, que por lo general coloniza las plantas o se establece en el suelo. Puede propagarse en el heno y en madera húmeda, alimentos, carburantes fósiles, maquillaje o cremas, pinturas, plástico, papel, ropa, cuero, etc.
- Penicillium: es uno de los principales microorganismos responsables de las alergias que se relacionan con el moho en los edificios, causa enfermedades respiratorias e infecciones locales o profundas como: neumonías, inflamación de la córnea de los ojos (queratitis), inflamación del conducto auditivo externo, endocarditis, esofagitis, enfermedades cutáneas y lesiones.
- Alternaria: mejor conocida como un alérgeno en los humanos y dentro del hogar, puede generar rinitis alérgica o respuestas de hipersensibilidad que, en oportunidades, producen crisis de asma.
- Las esporas se trasladan por el aire hasta la nariz o bronquios, a veces surgen en personas inmunodeprimidas, como por ejemplo, en individuos que padecen SIDA.
- Aspergillus: este hongo suele crecer en hojas muertas, granos almacenados, cúmulos de excremento o abonos y en plantas descompuestas, igualmente se puede hallar en las hojas de marihuana.